Es muy propio de Giannini, ante la cuestión de la relación entre las palabras y las cosas, el mostrarnos que el mayor atractivo que hay en escoger la vereda de las palabras radica no tanto en la entretención que ofrece el análisis de sus propias formas, sino en la perspectiva que desde allí se gana para tejer el vínculo que lleva hacia el otro lado, el de las cosas nombradas. La cuestión de la relevancia filosófica que para Giannini ofrece el argumento de Anselmo es lo que constituye el foco de esta ponencia. Mi primera convicción al respecto: No es Dios lo que importa. La relevancia mayor del argumento radica en la privilegiada manera que tendría el nombre de Dios de anudarnos con el mundo. De una manera análoga a como procede la singular argumentación de Aristóteles a favor del principio de no contradicción, me parece, el argumento de Anselmo necesita de un interlocutor al que oponer sus razones, y crece gracias a ese interlocutor cuya porfía debe ceder si ha de convertirse en alguien verdaderamente humano o, lo que es lo mismo, en alguien con quien se pueda conversar. El principal interés de Giannini por el argumento de Anselmo radica allí. Y es que el éxito del argumento coincide, para él, con la victoria de la palabra sobre el solipsismo.
Baño Henríquez, P. (2016). Hablar con el insensato: Giannini sobre el argumento de San Anselmo. Actas Del Coloquio Internacional Conversaciones Humberto Giannini, (1). Recuperado a partir de https://revistateatro.uchile.cl/index.php/ACI/article/view/42976