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Vivimos tiempos excepcionales. En los últimos años la sociedad chilena ha experimentado una aceleración creciente de demandas sociales, políticas y culturales: se ha rebelado contra de la profunda desigualdad económica, la creciente vulnerabilidad social, la persistente inequidad de género y la violación a los derechos humanos. Frente a este escenario, Comunicación y Medios refuerza su misión académica de contribuir a los conflictos y los debates en curso.
Este nuevo número continúa con ese propósito. El primer artículo de nuestra sección miscelánea aborda el caso del movimiento No+AFP! Salomé Sola-Morales analiza las intersecciones entre activismo político tradicional, los usos de herramientas digitales y la circulación de contenidos mediáticos contra-hegemónicos acerca del sistema privado de pensiones chileno. En un contexto de movilización social global, en el cual millones de ciudadanos de Hong Kong a Estados Unidos o de México al Amazonas resisten el racismo, el autoritarismo, la discriminación de género, recortes del gasto social y el impacto de las industrias extractivistas, Sola-Morales analiza material hasta ahora ignorado por la investigación en el campo y permite comprender contextualizadamente el activismo digital contemporáneo.
El segundo artículo aborda el despliegue político y discursivo de Lenin Moreno. De Perón a Cristina Fernández, pasando por Allende y Castro, los liderazgos políticos son claves para la comunicación teórica y aplicada. El artículo de Byron Andino amplía el rango de líderes bajo escrutinio pues analiza los giros discursivos del presidente ecuatoriano, un dirigente escasamente estudiado en la política contemporánea sudamericana en comparación a figuras centrales como Chávez, Lula, Kirchner o Bachelet. El trabajo de Andino introduce particularidades locales a este corpus analítico sobre discursos, prácticas e imaginarios políticos y permite comprender mejor la fluidez de categorías de izquierdas y derechas en los proyectos políticos recientes en la región.
El tercer artículo se titula “El film como máquina para producir sentido: estructuralismo y crítica de cine”. En él, David Oubiña revisa teórica e históricamente el cine-estructuralismo británico y recupera los planteamientos de Peter Wollen en su libro Signs and Meaning in the Cinema, que fue fundamental para la constitución de una nueva perspectiva de análisis crítico en el cine moderno.
El cuarto artículo se enfoca en analizar la experiencia contemporánea de la maternidad y los múltiples discursos que se han desarrollado sobre ella en la esfera pública digital contemporánea. El trabajo de Ana Luiza de Figueiredo se sumerge en las narrativas personales que un grupo de brasileñas construyen en redes sociales. De ahí, discute sobre las prácticas y discursividades online en torno a la experiencia de múltiples tipos de maternidades.
El último artículo de esta sección miscelánea se enfoca en España y cómo, en corto tiempo, se ha transformado en un país de exportación para servicios de streaming con éxitos internacionales como “La Casa de Papel” o “Las Chicas del Cable”. Sin embargo, dicho fenómeno no es espontáneo: forma parte de un proceso de largo plazo en la producción de ficción audiovisual para el consumo interno español. A partir de un análisis de género de los personajes centrales de cinco series históricas emitidas por la televisión española en los 2010s, Sandra Lozano discute los arquetipos y estereotipos de dichas representaciones.
El monográfico de este número 41 “Ficción Televisiva Latinoamericana: dimensiones y retos en el siglo XXI”, editado finamente por Simone Rocha y Gabriela Borges, ofrece una mirada regional en diálogo con el fenómeno global de las series televisivas en América Latina. Como equipo editorial de Comunicación y Medios, agradecemos el trabajo de las editoras invitadas, así como también de las y los evaluadoras/es que participaron en este proceso. En su conjunto, nos complace establecer vínculos de colaboración académica e investigativa con Brasil, escena fundamental para los estudios sobre comunicación y cultura.
Finalmente, nos gustaría enunciar ciertas palabras sobre la emergencia sanitaria global. La pandemia del Covid-19 mantiene a millones de seres humanos en cuarentena y distanciamiento social, en un clima de incertidumbre en todas las áreas vitales y con pocas pistas sobre cómo será retomar cierta “normalidad”. La emergencia ha desnudado, también, múltiples problemas en la comunicación, los medios, la tecnología y la cultura.
Se ha incrementado la demanda por servicios digitales de todo tipo. Los videojuegos, por ejemplo, son la industria audiovisual más lucrativa a nivel mundial, más que el cine y la televisión. La pandemia ha disparado el crecimiento del sector para el 2020 por sobre lo esperado, incluso en Chile y otros mercados llamados emergentes. Los servicios de streaming también han crecido, sobre todo los vinculados a videojuegos, como Twitch y Discord, así como los que ofrecen series, documentales y películas. Entre estos últimos, Netflix atrajo casi 16 millones de suscriptores nuevos en la pandemia y otras plataformas con alcance geográfico más reducido también crecieron. La discusión sobre el alcance y carácter de esta transformación en su articulación global/local es central para el campo de la investigación en estudios audiovisuales, la economía política de la comunicación y las representaciones mediáticas.
Sin embargo, a la par de las glamorosas y tecno-optimistas historias sobre la transformación de los modos de producción y circulación de contenido audiovisual, la emergencia sanitaria ha desnudado la profunda brecha digital. De hecho, un porcentaje aún pequeño de los latinoamericanos acceden a estos servicios digitales, amplificando desigualdades sociales presentes en la economía y la cultura “reales”. En Chile, por ejemplo, dos tercios de los chilenos y chilenas no tienen tarjeta de crédito y casi 1.500 localidades carecen de cualquier tipo de conectividad. Casi 400 mil escolares no puede acceder a educación online. Así, ni el streaming ni el delivery ni el gobierno electrónico ni la tele-educación pueden convertirse en una experiencia masiva.
En medio de las precariedades materiales acá descritas, medios que parecían antiguos o de interés secundario para ciertos enfoques de la investigación en comunicación florecen: Para trazar a los contagiados y sus contactos directos, por ejemplo, seres humanos deben rastrearlos telefónicamente; la radio y el teléfono han sido utilizados para educación a distancia en comunidades rurales o con escasa conectividad digital y ha habido una amplia discusión a nivel mundial sobre el uso de televisión abierta para contenidos educativos.
Apenas alcanzamos a mencionar algunos fenómenos en comunicación, medios y cultura que la pandemia desnudó o profundizó. La dificultad por controlar el contagio del virus es un campo fértil para intervenir tecnológicamente la privacidad y los cuerpos a cambio de salud pública. Al cierre de esta edición, por ejemplo, el gobierno chileno evalúa cómo procesar los datos de traslado con mayor nivel de desagregación del que hasta ahora conocíamos y la precarización del trabajo debido a la uberización de la economía ha quedado expuesta como herida infectada.
Según mediciones internacionales, los medios chilenos son los menos creíbles para la ciudadanía en comparación con otros sistemas mediáticos alrededor del mundo. Los problemas derivados de fenómenos como la sobreexposición informativa (o infodemia) y la desinformación o manipulación informativa se han incrementado también exponencialmente a pesar de los esfuerzos locales e internacionales de fact-checking o recomendaciones de cobertura periodística responsable.
La agenda que se ha abierto en el campo es enorme y excede el espacio del que acá disponemos para discutirla en detalle. La comunidad académica, intelectual, activista y profesional en estas áreas de estudio y trabajo enfrenta enormes desafíos para comprender mejor lo que los seres humanos y las comunidades estamos viviendo y cuáles serán los cambios que enfrentaremos. Como integrante de dicha comunidad, Comunicación y Medios contribuirá desde la reflexión crítica, el rigor intelectual, el compromiso con los derechos fundamentales y la libertad de expresión.
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Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons
Author
Tomás Peters
Universidad de Chile. Chile, Chile
Author
Claudia Lagos Lira
Universidad de Chile. Chile, Chile