in Comunicación y Medios
Editorial Monográfico Nº42: "Festivales de cine en América Latina: historias y nuevas perspectivas"
Hasta hace poco más de una década, las investigaciones sobre festivales de cine en todo el mundo se hacían de manera incipiente, ocupando un espacio muy marginal en los estudios de cine tradicionales. Es un ámbito de carácter interdisciplinar que, aunque relativamente joven, ya cuenta con ciertas referencias a autoras canónicas como Marijke de Valck y Dina Iordanova, ciertos conceptos básicos en permanente discusión (como “circuito”, “red” o la idea misma de “festival”), algunos métodos y prácticas reflexivas habituales (que abarcan desde el trabajo de archivo hasta el análisis de programación, las entrevistas y la etnografía) y una extensa bibliografía básica y especializada, que incluye tan-to festivales generalistas —es decir, que exhiben cine de distintos géneros y formatos— como aquellos especializados en distintos tipos de cine (LGB-TQI+, mujeres, documental y archivo, entre otros).
Esta emergencia de los Film Festival Studies coincide con una abrumadora expansión del objeto de estudio mismo. La proliferación de festivales de cine en todas partes del mundo en los últimos veinte años ha diversificado el paisaje internacional, más allá de los prestigiosos festivales de cine de “clase A” (como Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastián) a un número creciente de certámenes en distintas regiones del mundo. En cada una de estas locaciones, de manera más o menos incipiente, académicas y académicos especializados se han enfocado en comprender el fenómeno de los festivales de cine desde perspectivas tanto locales (nacionales, regionales) como transnacionales y globales, asumiendo la complejidad geopolítica asociada a estos certámenes. Esta investigación ha supuesto una nueva mirada contextual sobre el cine, abriendo el paso a la revisión de las fuentes y las perspectivas de análisis con las que hemos leído la historia del cine, con las que observamos sus tendencias actuales y a partir de las cuales proyectamos sus posibles desarrollos. Los festivales de cine se han convertido en una clave que abre nuevas posibilidades para comprender, de formas variadas y muchas veces desafiantes, nuestras cinematografías, poniendo de manifiesto su papel activo en la conformación de cánones cinematográficos (Vallejo, 2020).
Los festivales de cine son eventos fundamentales en el desarrollo histórico del cine latinoamericano. Por una parte, son espacios de exhibición cinematográfica que han tendido a fortalecer culturas fílmicas nacionales, transnacionales y/o “alternativas” a la hegemonía de la industria cinematográfica de Hollywood (de Valck, 2007). Los festivales internacionales, cuyo centro históricamente ha estado en Europa, han influido también en las formas de circulación en otras regiones del mundo, estableciendo redes de cooperación e intercambio global ( Vallejo, 2014 ; Iordanova & Cheung, 2010; Wong, 2011). Por otra parte, son espacios de encuentro social e intercambio cultural que han contribuido a fortalecer la comunidad de artistas, críticos y trabajado-res/as de la industria audiovisual latinoamericana, a formar a nuevas generaciones de cineastas y a mediar entre el cine y el público, dentro y fuera de América Latina ( Peirano, 2016 , 2018).
A lo largo de su historia, eventos como el Festival Internacional de Mar del Plata (Argentina), el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (Chile) o el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana (Cuba) han marcado la historia del cine de la región, condicionando sus trayectorias, incluida la conformación y difusión del concepto de “cine latinoamericano” a fines de la década del sesenta. Más recientemente, otros festivales de cine loca-les (como, por ejemplo, el Festival Internacional de Cine de Buenos Aires BAFICI) e internacionales (como el Festival de Cine Latino de Toulouse, el Festival de San Sebastián, el Festival de Cannes, el Festival de Rotterdam o el Festival de Berlín) han seguido contribuyendo al desarrollo de las cinematografías latinoamericanas, potenciando estéticas, cineastas y referentes en el continente, así como también contribuyendo a su producción (Ross, 2011; Campos, 2013 ).
A pesar de la importancia de estos eventos, los estudios sobre festivales de cine en relación a Amé-rica Latina comenzaron muy recientemente, con algunos trabajos pioneros como Mestman (2002), Kriger (2004), Triana-Toribio (2007), Moguillansky (2009), Amieva (2010 ), Falicov (2010 ) y Ross (2010 ). Los estudios en Latinoamérica pueden dividirse primero en aquellos dedicados a la circulación del cine latinoamericano en el circuito internacional de festivales y luego a las publicaciones que toman los festivales de cine que se celebran en América Latina como objeto de estudio, incluyendo trabajos de mapeo de festivales en la región. Es posible identificar un corpus creciente de literatura, aunque aún no contamos con un marco teórico propio. Recién está formándose un campo académico dentro de América Latina que implique un reconocimiento mutuo, el manejo de los referentes internacionales y la profundización de la investigación regional.
Uno de los desafíos importantes es sistematizar dicho corpus y empezar a tender más puentes entre la academia europea y la latinoamericana, propiciando el espacio para realizar estudios comparativos más diversos sobre festivales de cine en el continente. Un primer intento por acercar a lectores de habla hispana a la bibliografía básica en este ámbito es el número especial de la revista Secuencias, editado por Vallejo (2014). El monográfico de Comunicación y Medios que acá presentamos recorre esta huella, dedicando un número especial exclusivamente a festivales de cine latinoamericanos que han tendido a estar más invisibilizados dentro del campo internacional y de la literatura en español. Con ello buscamos no solo contribuir a la difusión de este ámbito de investigación en la esfera hispanohablante, sino también poner el foco en festivales que se celebran en América Latina.
Este número especial dirige la mirada hacia Amé-rica Latina en tanto centro del estudio y espacio discursivo, como el contexto primario de circulación, que nos permita entender su influencia tanto a nivel local como regional, como internacional. Los trabajos dan cuenta de la diversidad de experiencias y perspectivas locales, reflexionando sobre su rol en la producción, exhibición, recepción y circulación cinematográfica. Al visibilizar las particularidades de los festivales latinoamericanos, sus redes regionales y sus convergencias, trazan un punto de vista que dialoga y contrarresta las dinámicas habituales de la academia, que refuerzan lógicas eurocéntricas.
El primer artículo de este monográfico, titulado “Tensiones en el circuito cinematográfico internacional: un modelo para el estudio de los festivales latinoamericanos”, de Minerva Campos Rabadán, ofrece una aproximación teórica al espacio de festivales latinoamericanos. Ahondando en las problemáticas relativas a la dicotomía centro-periferia, la autora reflexiona sobre el uso contemporáneo de dicha terminología y propone un marco interpretativo que subraya el carácter desigual de los intercambios y las relaciones que tienen lugar en el circuito internacional de festivales.
El segundo artículo, “Estrategias de vigilancia policial en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata entre 1959 y 1960” de Carlos Daniel García Rivas, se centra en la dimensión política de los festivales. El autor ofrece una mirada retrospectiva a los mecanismos de control y censura gubernamental implementados durante el festival argentino, dirigidos al control de invitados sospechosos de mantener relación con el comunismo durante la convulsa época de la Guerra Fría.
En tercer lugar, Sebastián Alejandro González Itier analiza en “FICValdivia y su posición en el cine chileno contemporáneo”, la relación del cine nacional con el festival chileno. El texto reconstruye los orígenes del festival, para después analizar la evolución de su programación, estudiando su influencia en las trayectorias y producción de cineastas claves del cine chileno.
En cuarto lugar, Camilo Calderón presenta un estudio de los festivales de la ciudad colombiana en “Gestión de festivales de cine en Bogotá: Más allá de la formación de públicos”. El artículo se centra en cuatro festivales de distinto ámbito (cortometraje, documental, cine universitario/comunitario/indígena, y narrativas digitales), analizando su relación con las políticas públicas y recopilando re-flexiones de los distintos agentes culturales que colaboran en su organización.
El quinto artículo, de Jasper Vanhaelemeesch, se titula “Las semillas se multiplican: el Festival internacional de documentales AcampaDOC”, y ofrece una mirada al poco explorado ámbito de festiva-les en centroamérica y El Caribe. Usando el festival de documental panameño como estudio de caso, el autor explora las prácticas socio-culturales que se desarrollan en su seno y analiza su influencia en la formación de cineastas y su relación con escuelas de cine de la región.
Por último, Montserrat Jurado-Martín se acerca a las prácticas más contemporáneas vinculadas a las nuevas tecnologías en el artículo titulado “Aproximación a los certámenes cinematográficos de realidad virtual, aumentada e inmersiva en América Latina”. Su texto se centra en el mapeo de los eventos dedicados exclusivamente a la realidad virtual, aumentada, en 360 grados o inmersivos, ofreciendo un panorama general, y ahondando en las características de dos festivales de realidad virtual y cine inmersivo celebrados en México y Argentina, respectivamente.
Con esta selección, el monográfico ilustra la diversidad de disciplinas y aproximaciones dentro del estudio de festivales y ofrece un panorama que da cuenta de sus posibles vertientes. Desde una problematización del circuito como espacio global donde interactúan distintas fuerzas que modelan la circulación del cine latinoamericano, a la historia cultural que pone de manifiesto la instrumentalización de los espacios culturales por las fuerzas políticas; desde los procesos de legitimación y creación del canon de cines nacionales hasta las estrategias de gestión cultural encaminadas a la creación de públicos; desde el estudio de la influencia de las interacciones sociales que se generan en el marco de los festivales a la ambición cartográfica de identificación de los eventos que han proliferado en los últimos años, este número aspira a dar una visión poliédrica de las posibilidades del estudio de festivales, dando protagonismo a los eventos que se celebran en América Latina.
Consideramos, por lo tanto, que, aunque fragmentario en lo geopolítico (dado que muchas regiones y eventos de América Latina quedan aún por explorar en futuros estudios), este número especial ilustra el carácter interdisciplinar y abierto de la investigación académica sobre festivales, acercándose a un objeto de estudio cuyo carácter de nodo de negociación entre cineastas, gestores culturales, fuerzas políticas, agentes de la industria audiovisual y grupos sociales (vinculados o no al cine), entre otros, lo sitúa en un lugar privilegiado para analizar las diversas culturas cinematográficas de la región.