Typesetting
in Revista de Psicología
Acompañamiento a hijos/as a psicoterapia por agresiones sexuales: cambio en una madre
Resumen:
La investigación tuvo por objetivo describir el proceso de cambio de una madre, en el contexto de acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia por agresiones sexuales. El estudio adoptó una metodología cualitativa, siendo el tipo de estudio un análisis de caso. La información se recolectó a través de entrevistas en profundidad que fueron realizadas a una madre en tres momentos de la intervención y luego de 14 meses del término de esta, siendo analizadas posteriormente a través del análisis narrativo temático. Los resultados dan cuenta de los distintos momentos de la evolución del cambio, así como de los factores facilitadores y obstaculizadores identificados por la participante. Se destaca que el cambio es vivenciado como una experiencia que ocurre en conjunto entre la participante y sus hijos/as. Se discute la importancia de generar intervenciones que apoyen e incluyan a las figuras parentales en la psicoterapia de sus hijos/as, bajo la comprensión de que estos son víctimas indirectas, que se producen cambios en ellos al acompañar la psicoterapia de sus hijos/as y de su rol fundamental en el proceso de los niños, niñas y adolescentes.
Introducción
Las agresiones sexuales son una problemática social grave que se extiende a nivel mundial ( Jofré, 2017 ). En lo que refiere a las agresiones sexuales infantiles (ASI), a nivel internacional se reporta que el 9% de las mujeres y el 3% de los hombres han sufrido agresiones sexuales durante la infancia (Barth, Bermetz, Heim, Trelle, & Tonia, 2013).
En el ámbito nacional, en la Segunda Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar y Abuso Sexual, se menciona una prevalencia del 7,3% de niños/as que han sido víctimas de abuso sexual, encontrándose el promedio de edad en que ocurre la primera agresión sexual entre los 8,5 y 10,5 años (Ministerio del Interior, 2013). Sin embargo, en un estudio realizado por Pinto-Cortez y Guerra (2019 ) sobre la victimización sexual de niños, niñas y adolescentes (NNA) chilenos, se señala que el 26,4% de los encuestados reporta haber sufrido algún tipo de agresión sexual.
Las denuncias por delitos sexuales han aumentado en los últimos años en nuestro país, registrándose 28.132 denuncias durante el año 2018 (Ministerio Público, 2019). Asimismo, es de relevancia destacar que en el estudio desarrollado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, 2012) se señala que en el 50,4% de los casos el agresor correspondía a un familiar de los niños/as.
Pese a aquello, las cifras oficiales no dan cuenta de la real prevalencia de este tipo de delito. En la literatura, se señala que el porcentaje de delitos sexuales que no son denunciados es muy alto; expertos en Chile plantean que entre el 70 y 80% de los casos no son denunciados (Observatorio Niñez y Adolescencia, 2017).
Por otro lado, diversos estudios han demostrado el impacto significativo de las agresiones sexuales en el bienestar de los NNA a corto y largo plazo, manifestándose en diversa sintomatología y afectando el desarrollo de los NNA en distintos ámbitos. De igual forma, las agresiones sexuales en la niñez se constituyen como un factor de riesgo para desarrollar una gran variedad de trastornos psicológicos tanto en la infancia como en la edad adulta, por lo que se ha relevado la importancia de la terapia psicológica en este tipo de casos (Cantón-Cortés & Cortés, 2015; Ijurra, Soto, LaBrenz, & Sepúlveda, 2015; Jessiman, Hackett, & Carpenter, 2016; Lama et al., 2015).
No solo las víctimas directas sufren las consecuencias de la agresión sexual; su núcleo familiar también experimenta los efectos de la ASI, afectando principalmente a quienes se encargan del cuidado de los NNA (Van Toledo & Seymour, 2016). Pese a aquello, se observa un menor número de estudios que profundicen respecto a las dificultades que experimentan las figuras parentales a partir de la vulneración sufrida por sus hijos/as, siendo un eje de estudio incipiente ( Espeleta Godoy, 2017 ; McCarthy, Cyr, Fernet, & Hébert, 2018; Sinclair & Martínez, 2006).
Los estudios señalan que las figuras parentales sufren fuertes reacciones emocionales a consecuencia de la develación de sus hijos/as, tales como, enojo, desesperación, incredulidad y ambivalencia, tanto hacia su hijo/a como hacia el agresor. Asimismo, observan sentimientos de culpabilidad respecto de su rol parental y preocupación acerca del proceso judicial. Generalmente, los adultos responsables quedan aislados de las redes de apoyo familiares y sociales, ya que, en muchas oportunidades, el apoyo familiar se dificulta cuando el agresor es miembro de la familia y niega la agresión. Igualmente, pueden experimentar una pérdida en la estabilidad económica, sobre todo si su pareja es quien comete los hechos de transgresión (Chiaramello et al., 2018; García Peña y Peña Londoño ,2018 ; Jessiman et al., 2016; Van Toledo & Seymour, 2013).
Lo anteriormente expuesto ha llevado a conceptualizar a estas figuras como víctimas indirectas de la agresión sexual, entendiéndose por victimización indirecta aquella que es consecuencia de la victimización directa, la que impacta sobre aquellas personas que mantienen una relación cercana con el agredido/a (Dussert et al., 2017; Villarreal Sotelo, 2013 ).
Conviene subrayar aquello, porque diversos estudios han relevado la importancia del apoyo que reciben los NNA por parte de sus figuras parentales; demostrándose que el apoyo de los adultos responsables es uno de los factores más relevantes en el proceso psicoterapéutico de los NNA, por lo que incluirlos en la intervención impactaría de forma positiva en los resultados del tratamiento (Jessiman et al., 2016 ; McCarthy et al., 2018; Sinclair & Martínez, 2006; Van Toledo & Seymour, 2013, 2016).
En este contexto, Dussert Chervellino (2014 ) observa que las figuras parentales presentan diversos cambios, los que se asocian a la posibilidad de reflexionar acerca de sus propias experiencias de vulneración en la infancia, remisión de sentimientos de angustia y culpabilidad, mayor empoderamiento de su vida y de su rol parental, cambios en la personalidad (adquiriendo características que connotan positivamente), y cambios respecto de la perspectiva vital, es decir, la forma en que se piensan a sí mismos, el mundo y las relaciones sociales.
A partir de lo anterior, se releva el concepto de cambio psicoterapéutico, el cual alude a “la perspectiva subjetiva de los clientes respecto de sí mismos, sus problemas y síntomas, y sobre la relación de éstos con el contexto en que ocurren” (Krause et al., 2006, p. 10). De este modo, se ha propuesto que el cambio psicoterapéutico en el ámbito de las agresiones sexuales está asociado a la posibilidad de transformación respecto del sí mismo, las relaciones y el mundo, a partir de un proceso de resignificación de la experiencia de transgresión sexual ( Gómez Mora, 2016 ).
Se utiliza el concepto de cambio psicoterapéutico, pese a que no todos los adultos responsables asisten a un proceso psicoterapéutico individual. Aquello se fundamenta en que ha sido el concepto que se ha desarrollado en la comprensión del proceso de los NNA en casos de ASI ( Gómez Mora, 2016 ) y de quienes se encargan de su cuidado ( Espeleta Godoy, 2017 ). Además, se asocia al uso de este concepto que el proceso de superación de los adultos responsables se da en forma paralela al proceso de sus hijos/as que han sido víctimas directas (Dussert et al., 2017); observándose que ambos procesos se influencian mutuamente (Dussert et al., 2017; Espeleta Godoy, 2017 ).
Por otro lado, la principal entidad pública a cargo de las intervenciones en esta temática con NNA en Chile es el Servicio Nacional de Menores (Sename), que tiene una oferta de más de 100 programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual en todo el país (conocidos por sus siglas PRM). Dichos programas tienen como principal objetivo “Contribuir al proceso reparatorio del niño, niña o adolescente que ha sufrido maltrato físico o psicológico grave, constitutivo de delito, y/o agresión sexual infantil” (Sename, 2015, p. 3). De este modo, se busca garantizar la interrupción del maltrato a través de la construcción de contextos protectores y favoreciendo la resignificación de las experiencias de transgresión mediante una intervención multidisciplinaria que aborda lo psicológico, social y jurídico. Se debe agregar que las familias que son derivadas a estos programas deben estar cursando un proceso judicial a través de una denuncia por los hechos de vulneración (Sename, 2015).
El apoyo familiar es considerado en la intervención, consignándose en uno de los objetivos específicos de los lineamientos de Sename (2015): "Fortalecer los recursos familiares y sociales para el bienestar psicológico y social del niño, niña o adolescente, víctima de maltrato y abusos” (p. 3). De este modo, las figuras parentales son convocadas a los centros especializados como forma de apoyo al proceso de su hijo/a, siendo los/as trabajadores/as sociales quienes se encargan principalmente de realizar las intervenciones con dicha población. No obstante, al menos en los lineamientos técnicos, no se abordan directamente las necesidades propias y malestares de los adultos responsables asociados a la agresión sexual (Dussert et al., 2017).
En esta misma línea, existen escasas investigaciones que se centren en la mirada de las figuras parentales, siendo estas principalmente enfocadas en madres (Dussert, et al., 2017; McCarthy et al., 2018; Sinclair & Martínez, 2006). De igual modo, gran parte de los estudios que centran su mirada en los adultos responsables, lo hacen en función de intervenciones que aporten al proceso de los NNA (Chiaramello et al., 2018; Dussert, et al., 2017; Espeleta Godoy, 2017 ; Jessiman et al., 2016; McCarthy et al., 2018; Van Toledo & Seymour, 2013), existiendo limitadas investigaciones que se centren en cómo las figuras parentales lidian con el impacto y las consecuencias de la develación.
Se destaca, además, un número considerable de madres que acompañan el proceso de sus hijos/as también han sido víctimas de agresiones sexuales (Lima & Alberto, 2015; García Peña & Peña Londoño, 2018; Sufredini, Moré, & Krenkel, 2016). A este respecto, Hooper (1994) propone un “ciclo de abuso”, y también otros autores lo han entendido desde el concepto de la transmisión transgeneracional, que busca comprender cómo el mundo representacional de los sujetos de una generación influye en el mundo representacional de aquellos individuos de las generaciones siguientes ( Del Valle Laguna, 2014 ). En ese sentido, desde distintas perspectivas se plantea la importancia de comprender las experiencias de abuso sexual de los NNA insertas en complejas relaciones familiares e intergeneracionales, influidas por las propias experiencias de trauma de los cuidadores (Penso, Costa, Almeida, & Ribeiro, 2009).
Las experiencias de victimización de las propias madres complejizan la intervención con esta población, dado que no solamente se deben abordar las consecuencias de la develación, sino que también es fundamental trabajar con su propia historia, apuntando a la elaboración del daño sufrido y permitiendo el desarrollo de mayores estrategias que permitan acompañar el proceso psicoterapéutico de sus hijos/as (Jaeger, Mosca, & González, 2009).
Dado lo anterior, en este estudio se pretende profundizar en la perspectiva de las figuras parentales, para lo cual se analizó el caso de una madre; aquello se justifica en que la literatura señala que las madres son la principal población en acompañar a los NNA a psicoterapia. Esto permitió profundizar en el proceso de cambio de la participante, constituyéndose en un aporte novedoso en la comprensión de sus vivencias y necesidades al acompañar a sus hijos a psicoterapia por ASI, ahondando en aspectos relevantes para la intervención con esta población.
El caso fue analizado durante el proceso de haber acompañado a sus hijos/as a psicoterapia por agresiones sexuales y luego de un año la madre fue recontactada para una entrevista de seguimiento. Un aspecto importante es que la participante también sufrió de ASI y que se identificaron aquellos factores que facilitan y obstaculizan su proceso. De este modo, el objetivo de la presente investigación es describir el proceso de cambio de una madre en el contexto de acompañamiento a sus hijos/as 1 a psicoterapia por agresiones sexuales.
Método
La metodología utilizada en esta investigación es cualitativa, realizándose un análisis de caso, puesto que, a través de este método, se logró acceder a una mayor profundidad y comprensión de los factores relevantes del proceso de cambio de la participante ( Orozco Alvarado, 2018 ). El tipo de análisis de caso realizado es narrativo; se busca relatar la historia del proceso desde el punto de vista de los participantes, es decir, consultante y/o terapeuta ( McLeod, 2015 ).
El tipo de muestreo es no probabilístico e intencional (Otzen & Manterola, 2017), ya que la elección del caso se relaciona con las características de la investigación. Además, una de las ventajas de este tipo de muestreo se asocia a la selección de casos ricos en información que permiten estudiar los fenómenos en profundidad (Alaminos Chica & Castejón Costa, 2006). En función de aquello, el caso del presente estudio se seleccionó de una muestra perteneciente al proyecto Fondecyt “Cambio psicoterapéutico en agresiones sexuales: perspectiva de los niños/as y adolescentes que han sido víctimas, sus padres y sus psicoterapeutas”. En dicha investigación se realizaron entrevistas a 40 casos diferentes de NNA que habían sido víctimas de agresiones sexuales y eran atendidos en programas PRM de Sename en tres momentos: alrededor de los 6 a 9 meses de intervención, aproximadamente a los 12 meses, y si el proceso duraba más allá de ese tiempo, al final del proceso psicoterapéutico, considerando la perspectiva de NNA, adultos responsables y terapeutas. Aproximadamente después de un año del término de la intervención, diez de los casos participantes fueron recontactados para la continuación de la investigación en un segundo proyecto denominado “Trayectorias de cambio: perspectiva de niños y adolescentes que han sido agredidos sexualmente y han asistido a terapia, y de sus padres”, realizándose una entrevista a los NNA y adultos responsables, ya que se buscaba realizar un seguimiento del proceso una vez que la intervención ya había finalizado.
Los criterios de selección de la madre para el análisis de caso fueron los siguientes: a) ser el adulto responsable que acompañó el proceso psicoterapéutico de su hijo/a en un programa de protección especializada en maltrato y abuso sexual grave de Sename; b) contar con entrevistas en diferentes momentos; c) riqueza, calidad y profundidad de la información entregada en las entrevistas. La participante del presente artículo fue una de las ocho adultas responsables que fueron entrevistadas en el momento del seguimiento, y dentro de estas fue seleccionada debido al último criterio de selección.
De esta forma, la muestra está compuesta por una madre cuyos hijos/as fueron víctimas de agresiones sexuales y que participaron en psicoterapia, la que terminó de forma exitosa. Es relevante recalcar que el método del presente estudio, al estar inserto en proyectos mayores, se acoge a lo realizado en ambas investigaciones.
Respecto a las características del caso, la información fue recopilada a través de entrevistas de la propia participante y se complementa con entrevista a la terapeuta de una de sus hijas. De este modo, la participante, a quien llamaremos Anastasia (pseudónimo para resguardar la confidencialidad; 46 años al momento de la última entrevista), vive con sus dos hijas y su hijo (de entre 10 y 13 años) y su esposo, quien es el padre de sus hijos/as. Son derivados desde tribunales a un centro de atención especializada en agresiones sexuales que recibe financiamiento y sigue lineamientos de Sename a raíz de la develación de abuso sexual reiterado y crónico a sus tres hijos/as por parte del abuelo materno. La terapia tuvo una duración aproximada de un año y ocho meses, siendo Anastasia la principal figura que acompaña el proceso de sus hijos/as.
Anastasia señala que, durante su infancia, sufrió maltrato y abuso sexual por el mismo agresor de sus hijos/as, es decir, su padre. Además, menciona que su padre habría realizado acciones abusivas hacia otros/as niños/as. Dentro del grupo familiar de la participante se mantenía la dinámica del secreto y tolerancia a la agresión sexual, ocurriendo muchas de las agresiones en espacios del hogar.
Respecto a las intervenciones realizadas con Anastasia, estas fueron llevadas a cabo principalmente por la trabajadora social del caso; en algunas oportunidades se realizaron sesiones con las psicólogas de sus hijos/as, consistiendo principalmente en un espacio de desahogo y contención, así como en la entrega de información y psicoeducación. Anastasia no recibió psicoterapia individual, pese a que fue derivada a un centro de atención especializada, lugar al que asistió pocas veces y luego desertó.
Durante el proceso de intervención hubo un cambio de trabajadora social, sin embargo, fue con la primera profesional con quien Anastasia logró un vínculo más significativo y a quien describe como su terapeuta.
Conviene subrayar que el enfoque del proceso psicoterapéutico en el que participó el sistema familiar de la participante fue principalmente sistémico, lo cual implica que los terapeutas que atendieron el caso identifican su trabajo bajo un enfoque sistémico-relacional. Sin embargo, no se cuenta con información detallada del número o tipo de intervenciones de las que participó Anastasia.
Anastasia y sus hijos/as fueron invitados a participar de la investigación al inicio de la intervención y se les contactó nuevamente luego de aproximadamente un año para participar en la investigación que implicaba realizar una entrevista de seguimiento. Se firmaron los respectivos consentimientos y asentimientos informados en ambos momentos, y ambas investigaciones fueron aprobadas por el Comité de ética de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Junto con esto, al considerarse la posibilidad de realizar un análisis de caso y además de los resguardos éticos generales, luego de la tercera entrevista, se preguntó a la madre la posibilidad de analizar y presentar de manera separada su caso y el de sus hijos/as, con lo cual estuvo de acuerdo.
Para la realización de las entrevistas en profundidad se utilizaron los guiones elaborados en ambos proyectos, los que se organizaron en torno a ejes temáticos que profundizaban en el cambio, características de la intervención, momentos significativos de la terapia, factores facilitadores y obstaculizadores del cambio, los cuales fueron adaptados tanto para la población de NNA como para las figuras parentales y para terapeutas. En los guiones de entrevista se incluyen preguntas a las figuras parentales relativas a su propia experiencia y a la de su hijo/a; y, en el caso particular de la madre escogida para la realización de este estudio, se realizaron preguntas por aspectos comunes y diferenciales entre las experiencias de sus hijos/as.
Las entrevistas fueron llevadas a cabo en cuatro momentos: a los 10 (entrevista 1) y 14 meses de iniciada la intervención (entrevista 2), al egreso (1 año y 8 meses de intervención; entrevista 3), y luego de 14 meses del término de la terapia, que es la denominada entrevista de seguimiento (entrevista 4).
Para el análisis, se utilizó el análisis narrativo temático propuesto por Riessman (2008). De esta forma, primeramente, se realizó una lectura de cada una de las entrevistas con el objetivo de tener una mirada general y extraer la narrativa central de cada una; luego, con ayuda del software ATLAS-TI V7, se agruparon aquellos contenidos que surgieron de las entrevistas en citas, las que fueron organizadas según unidades temáticas, a partir de los objetivos de la investigación.
Como las entrevistas formaron parte de proyectos mayores, el análisis de ellas incluyó la triangulación por miembros de los equipos, permitiendo obtener distintas miradas. El procedimiento de análisis se realizó de igual forma en ambos proyectos de investigación.
Finalmente, luego del análisis por separado de cada entrevista, estas fueron analizadas en conjunto, a fin de observar aquellas particularidades de cada uno de los momentos, así como sus similitudes, permitiendo observar el proceso de cambio desde la perspectiva de la madre.
Resultados
En el presente apartado se detallarán los resultados obtenidos a través del análisis narrativo. La información recopilada fue organizada en cuatro ejes temáticos: (1) momentos del cambio (en el que se integran diferentes contenidos del cambio); (2) cambio como una experiencia compartida; (3) factores facilitadores del cambio; (4) factores obstaculizadores del cambio (ver figura 1 ), los que integran las diferentes entrevistas realizadas.
Momentos del cambio
En este apartado se busca dar cuenta de los momentos de cambio de Anastasia a partir del análisis narrativo realizado. Vinculados a dichos momentos se mencionan los contenidos del cambio que fueron posibles de identificar. Es oportuno explicitar que los diferentes momentos son construidos a partir de la perspectiva de la participante.
Dificultad ante la develación. En este momento se observa el impacto que generó la develación para Anastasia, el que es claramente observable en la primera entrevista. De este modo, es posible señalar que la develación de la agresión sexual de sus hijos/as trajo consigo una serie de consecuencias negativas para Anastasia, generando una alta afectación emocional; esto impactó en su vida cotidiana, provocando altos montos de angustia, temores, rabia e irritabilidad, así como dificultades para conciliar el sueño por un periodo de aproximadamente seis meses.
No haber visualizado los hechos de transgresión, así como la sensación de que sus hijos/as no confiaron en ella para develarle la agresión previamente, generó sentimientos de culpa y dolor en Anastasia, los cuales son posibles de observar en su narrativa a través de los distintos momentos en que fueron realizadas las entrevistas.
Pensando que iba a poder ser una red de protección, y cuando me doy cuenta, cuando me entero en realidad de que eso no había sido así, para mí fue, doloroso, frustrante . . . (entrevista 1).
La develación, según Anastasia, provocó dificultades a nivel familiar. Por un lado, con su esposo, quien no comprendía las dificultades de Anastasia a raíz de la develación y, por otro, con su familia extensa, refiriendo no recibir apoyo de parte de ellos, y que inclusive, la instaban a abandonar el proceso terapéutico y legal.
Por otro lado, Anastasia menciona que, a raíz de su historia familiar de abusos, la develación provocó un fuerte temor a que sus hijos/as también se convirtieran en agresores, lo que constituye una de las principales razones que la motivaron a acompañarlos a psicoterapia.
Resistencias a la intervención. Anastasia refiere resistencias al comienzo de la intervención de sus hijos/as, lo que fue mencionado principalmente en la primera y segunda entrevista. Al respecto, señala sentir miedo a que se le culpara por no haber sospechado de la vulneración sexual y que se le cuestionara en su rol de madre. De este modo, su motivación inicial respondió al miedo de perder la custodia de sus hijos/as, sin problematizar la importancia de la psicoterapia para ellos.
Temí por mucho tiempo que me dijeran: tú no eres capaz de cuidar a los niños . . . (entrevista 1).
Junto a lo anterior, la participante no lograba percibir la utilidad de la intervención, manifestando que no creía posible que los profesionales del centro pudiesen comprenderla y ayudarla, generando escasa motivación para cooperar al inicio de la psicoterapia de sus hijos/as.
Anastasia manifiesta que la resistencia a la intervención de sus hijos/as también estuvo mediada por la ambivalencia que le generaba el agresor, mencionando sentir un gran amor por su padre, lo que le provocaba un gran conflicto consigo misma en la búsqueda de proteger tanto a su progenitor como a sus hijos/as, sintiendo una gran confusión respecto a cómo poder lograrlo. Aquello evidencia el impacto de las dificultades que provocó la develación y su propia historia en la adherencia a la intervención.
Valoración de la intervención. A medida que el proceso avanzó, Anastasia logró una mayor valoración de la intervención, integrándose a esta y cambiando su disposición respecto a la asistencia al centro. Asimismo, a partir de este momento se comienzan a observar cambios en la participante; aquello es identificado, principalmente, en la primera y segunda entrevista.
Anastasia refiere sentirse valorada en el centro e importante en el trabajo con las profesionales del caso, significando aquello como esencial para mejorar su disposición a la intervención. De igual modo, destaca el apoyo entregado por las terapeutas y la asistente social, lo que permitió la valoración del espacio terapéutico de sus hijos/as, aumentando su comprensión respecto a la agresión sexual y tomando mayor conciencia de las consecuencias de esta.
Aquello es relevante, puesto que Anastasia observa cambios en sí misma a partir de la intervención realizada por el centro, y aquellos comienzan a aparecer a raíz de la valoración de la intervención. Menciona cambios asociados al rol materno, dando cuenta de que en un inicio del proceso no lograba observar las dificultades y necesidades de sus hijos/as ni sabía cómo poder ayudarlos, pero que, a partir de la intervención, le fue posible tener una mayor conexión emocional y empatía con ellos.
El cambio de actitud de Anastasia frente a la intervención de sus hijos/as también impactó en sí misma respecto de su propia experiencia de vulneración sexual. De esta forma, la participante observa que, de forma paulatina, comenzó a elaborar su propia historia, lo que le permitió visualizarse como víctima, al comprender el daño que se le había provocado.
No pensé que iba a ser un lugar de rehabilitación . . . pero yo igual me he sentido súper contenida por las niñas [profesionales del caso], me siento así como, que acá tengo amigos, así es, como que no estoy sola y, y por lo demás también ha sido como necesario para mí para poder dimensionar el daño que se le hizo, que se hace y que se me hizo (entrevista 2).
Bienestar e integración de la experiencia en el continuo vital. Este momento se observa principalmente en la tercera y cuarta entrevista. Se busca evidenciar cómo a partir de las etapas anteriores, Anastasia experimentó cambios diferentes durante del acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia, logrando integrar la experiencia de vulneración sexual sufrida por ellos a su continuo vital.
Respecto de los cambios de Anastasia, se observa que estos ocurrieron en un proceso que fue doloroso y cansador, dado que implicó abordar situaciones complejas de su propia historia y lidiar con los sentimientos de culpa. Asimismo, la participante observa que los cambios se dan de forma paulatina, refiriendo la existencia de diferentes etapas, dentro de las cuales existen avances y retrocesos, estando estos en directa relación con el proceso de sus hijos/as.
Anastasia identifica que la intervención recibida provocó cambios positivos en sí misma, ya sea durante el proceso y luego del término de este, dando cuenta de mayor bienestar y de la integración de la experiencia. Por un lado, Anastasia observa cambios a nivel emocional, mencionando que al final de la intervención logra visualizar cambios positivos respecto a su estado emocional general, reportando mayor bienestar al sentirse más tranquila y menos irritable. Manifiesta, además, un mayor manejo de la frustración y de sus emociones, considerando el acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia como un proceso de crecimiento personal.
Por otro lado, Anastasia, releva cambios asociados a su rol materno, reconociendo que a partir del proceso logró adquirir mayores herramientas y capacidades para el ejercicio del maternaje, observando mayor claridad acerca de cómo apoyar a sus hijos/as y brindar mayor contención y protección. Igualmente, se puede señalar un mayor fortalecimiento y empoderamiento de su rol.
Anastasia también observa cambios significativos asociados a una mejora en la relación con sus hijos/as; releva la construcción de una relación de mayor cercanía, comunicación y, sobre todo, confianza, lo que, según precisa, no existía al comienzo del proceso.
. . . Yo, hoy día tengo herramientas que no sabía que tenía, entendí, entonces ni siquiera sabía utilizarlas poh, si las tenía era instintivo, hoy día ya me siento más segura, de poder pararme frente a ellas y decirle “esto podemos hacer” ¿ah? Y siento que hoy día yo le puedo ofrecer seguridad a mis hijos (entrevista 3).
De igual modo, es posible observar en Anastasia cambios asociados a una mayor comprensión del fenómeno de las agresiones sexuales. En esta línea, refiere que a partir del proceso le es posible observar una disminución en el malestar asociado a la experiencia de transgresión sexual sufrida por sus hijos/as, lo que dio paso a la disminución en los sentimientos de culpa en sí misma que estaban presentes al inicio del proceso. Dicha comprensión se vinculó a que la participante reconociera las acciones abusivas de su padre, permitiéndole ubicar la responsabilidad de la vulneración sexual en él y, comprender la causa de la dificultad de sus hijos/as para develarla.
Al tener mayor claridad del fenómeno, Anastasia refiere que le fue posible reconocer el lugar que ocupaba dentro de la dinámica abusiva y que aquello le permitió tomar un rol activo en la detención de los hechos de transgresión y comprometerse con la terapia de sus hijos/as.
Y, por eso te digo que tuve la suerte de tener a la M [trabajadora social] . . . me hizo comprender la gravedad de muchas cosas, eh, verme yo misma como víctima, ver a mis hijos, entenderlos, entender mi responsabilidad, entendí, y eso fue trascendental para que yo llegara al final (entrevista 3).
Al adquirir más herramientas y conocimientos, Anastasia manifiesta una mayor capacidad para lidiar con las consecuencias de la agresión sexual de sus hijos/as. Asimismo, señala que generar conductas protectoras y transmitir sus aprendizajes a personas que lo necesitan y a su familia es una forma de ayudarse a sí misma, en la medida que le permite sanar su propia historia.
Igualmente, es posible observar durante este momento, una mayor elaboración de sus propias experiencias de vulneración. Así, Anastasia logra dar cuenta de elementos asociados al trauma transgeneracional, los que le permiten visualizar la violencia que ha existido a través de la historia familiar y también en su propia historia como víctima. Al comprenderlos, le fue posible integrarlo como una de sus experiencias de vida y tomar una posición activa para la detención de la violencia al interior de su familia.
Anastasia refiere no sentir vergüenza por sus experiencias y que logró poder afrontar todas las dificultades del proceso, lo cual le hace sentirse mucho más fuerte y empoderada.
Hoy, me miro así y digo: ya, estas son mis heridas, ya, ¡esto soy yo! . . . el proceso que llevo hoy día es mi fortaleza (entrevista 3).
Finalmente, no es posible observar una etapa posterior al término de la psicoterapia, advirtiéndose que los cambios logrados durante el proceso de intervención se mantienen y se consolidan luego de 14 meses del término de esta.
Cambio como experiencia compartida
Uno de los contenidos emergentes dentro de las entrevistas de Anastasia tiene relación con la concepción del cambio como una experiencia que ocurre en conjunto con sus hijos/as. De esta manera, la participante da cuenta, principalmente en la entrevista 3 del final del proceso, que sus cambios ocurrieron de forma conjunta con los de sus hijos/as, observando cómo se influenciaba su proceso con el de ellos y viceversa.
Anastasia manifiesta que, sobre todo a partir del proceso de su hija mayor, comenzó a visualizar situaciones que ella misma había experimentado como víctima directa de abusos; aquella identificación permitió que viviera el cambio como una experiencia que estaba ocurriendo en ambas al mismo tiempo, dando lugar a una mayor comprensión y empatía por los procesos de sus hijos/as.
Cuando sentí que la N [hija mayor] se empezó a levantar y que me empezó a perdonar, ya ahí, y que yo me pude perdonar, ahí ya todo lo demás se hizo mucho más fácil para mí, se hizo, pero entre comillas porque todo el proceso es difícil (entrevista 3).
El cambio impacta en la familia de Anastasia a raíz de la construcción y la adquisición de aprendizajes en conjunto, alcanzando mayores capacidades y herramientas para enfrentar las dificultades que aparecen luego del término de la terapia. Aquello da cuenta de un cambio en la dinámica familiar, lo que es relevante para la mantención de los cambios alcanzados durante el proceso.
Como dice la N [hija mayor], una cicatriz y, a veces las cicatrices, a veces pican, a veces duelen . . . Siento que hoy día ya sabemos qué hacer cuando duele la cicatriz (entrevista 4).
Factores favorecedores del cambio
Agencia personal. Anastasia reporta que un aspecto relevante para el cambio fue su esfuerzo personal, recalcando su cooperación con las profesionales del centro. La participante refiere su motivación por comprender de mejor forma las problemáticas de sus hijos/as, mencionando una búsqueda constante de información con el fin de conseguir mayor claridad respecto de los procesos que estaban viviendo y sobre cómo poder ayudarlos. Este factor se observa principalmente en el cuarto momento, es decir, en el bienestar e integración de la experiencia al continuo vital.
. . . Entonces yo investigaba ¿entendí?, empecé a leer, leer, a buscar material, a ver que le estaba pasando en la cabeza a mi hija (entrevista 4).
Por otro lado, durante el proceso, Anastasia fue reconociendo el daño que se le había provocado y se visualizó a sí misma como víctima directa de abusos; es por esto que la participante destaca que sus capacidades creativas fueron de suma importancia para sobrellevar las dificultades del proceso (ej. pintaba).
Yo estoy tratando en mi vida personal de, yo pinto, entonces, y escribo y hago varias cosas en relación a lo artístico, pero que tienen que ver directamente como con hacer como catarsis (entrevista 2)
Observar cambios en hijos/as. Observar los cambios de sus hijos/as tuvo un impacto positivo en la participante, ya que le generaba mucha angustia y dolor comprender el daño que se les había provocado. Por lo tanto, percibir que sus hijos/as, a partir de la psicoterapia, experimentaban mayor alivio y que de a poco comenzaban a elaborar sus propias vivencias de transgresión, le provocó una sensación de mayor bienestar y tranquilidad. Lo anterior se observa principalmente en la valoración de la intervención.
. . . Yo lloré de emoción, porque sentir que ella me pudiera decir “mamá hoy día me siento aliviada” eso fue como que yo tuve paz, si estuve seis meses sin dormir ¿me entiendes? Ahí pude dormir (entrevista 3).
Apoyo del centro. Anastasia releva el trabajo psicosocial de las profesionales, agradeciendo los aprendizajes y herramientas entregadas, ya que le permitieron un mayor fortalecimiento de su rol. En esta línea, Anastasia destaca al centro como una red de apoyo fundamental para el cambio. Este factor se observa de modo transversal a la intervención, aportando principalmente a la valoración de aquella.
Ellas [profesionales del caso] siempre han estado preocupadas de cómo contenerme y de entregarme herramientas para yo poder mantenerme sólida (entrevista 2).
Relación con trabajadora social. Anastasia destaca su relación con la primera trabajadora social, profesional con quien trabaja los primeros meses y que luego abandona el programa, por lo que se realiza un cambio de asistente social.
De esta forma, releva la importancia de la honestidad respecto del proceso y la psicoeducación asociada a las consecuencias de la agresión sexual; y manifiesta lo fundamental que fue no sentirse juzgada en el vínculo. Asimismo, destaca el estilo de intervención, considerando las sesiones como un espacio de contención y desahogo, logrando un vínculo caracterizado por la empatía; mencionando, que dichas sesiones tuvieron un efecto terapéutico. Lo anterior, favoreció la valoración de la intervención.
[respecto a la trabajadora social] en ponerse así como, en ser dura cuando tenía que ser dura conmigo . . . en también no juzgarme ¿entiendes? porque yo lo que más le tenía miedo era a que me juzgaran acá ¿entiendes? Eh, en ser honesta también . . . (entrevista 3).
Factores obstaculizadores del cambio
Dificultades familiares. Anastasia destaca la dificultad de su madre para problematizar el daño generado por el agresor, transmitiendo constantemente mensajes que buscaban minimizar los hechos abusivos y culpabilizar a la participante por haber denunciado. Lo anterior impactó de forma importante al inicio del proceso, provocando resistencias en Anastasia frente a la intervención de sus hijos/as y contradicciones sobre cómo sentirse en relación con el agresor. Es posible identificar este factor en las dificultades ante la develación y las resistencias a la intervención.
[refiriéndose a su mamá] siempre me dice: pero tú tienes que pensar que tú papá te dio la educación, que fue un buen papá, que te protegió, que te vistió (entrevista 1).
Cambio de profesionales. Anastasia manifiesta como un aspecto obstaculizador, el cambio de trabajadora social que ocurre en el primer periodo del proceso. Refiere que comenzar con una nueva profesional generó resistencias y afectó la continuidad del proceso. Aquello se observa principalmente en las resistencias a la intervención.
Hubieron [sic] cambios, cambios de psicóloga, de asistente . . . pero igual afectaron digamos como en la continuidad (entrevista 1).
Discusión y conclusiones
La presente investigación tuvo como principal objetivo describir el proceso de cambio de una madre en el contexto de acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia por agresiones sexuales, presentando hallazgos relevantes y novedosos para comprender su proceso y cómo este se desarrolló, y entregando información importante para la intervención con los adultos responsables.
Respecto de los resultados, conviene destacar que existieron múltiples dificultades que impactaron en la forma en que la participante enfrentó la develación de sus hijos/as, generando gran malestar y afectación emocional en un comienzo. Aquello se condice con los estudios realizados con madres de NNA que han sido víctimas de hechos de transgresión sexual, en donde se señala el impacto que genera en las figuras maternas la develación, destacando la sensación de incompetencia y fuertes sentimientos de culpa (Jaeger et al., 2009 ; McCarthy et al.; Sinclair & Martínez, 2006).
Asimismo, la develación de la agresión sexual puede activar elementos asociados a su propia victimización sexual en la infancia en aquellas madres que han sido víctimas directas, agudizando así sus propios cuestionamientos respecto a su capacidad de proteger y cuidar. Es de suma importancia considerar lo anterior, en tanto, incrementa la dificultad de las figuras maternas para reaccionar a la develación de sus hijos/as (Jaeger et al., 2009 ). En este sentido, dentro de la intervención es importante contener y dar espacio para apoyar a los adultos responsables respecto a sus propias historias y cómo esto impacta en sus hijos/as, lo cual fue de suma relevancia en el proceso de Anastasia.
De este modo, la participante releva la importancia de generar instancias que les brinden a los adultos responsables espacios de contención y psicoeducación asociada a las consecuencias de las agresiones sexuales. Lo anterior concuerda con la literatura, en donde se menciona que frecuentemente los padres no saben cómo responder a las necesidades de sus hijos/as luego de la develación, refiriendo que se encontrarían en mejores condiciones para apoyarlos si se les proporcionara información respecto a la dinámica de la agresión sexual, sobre cómo ayudar a sus hijos/as y acerca del proceso judicial (Van Toledo & Seymour, 2013).
A raíz de los resultados, se considera de vital importancia reconocer y dar espacio a las necesidades de los adultos responsables, en los diferentes momentos en que estas surjan, comprendiendo que las figuras parentales son víctimas indirectas y tienen un rol fundamental en el proceso de los NNA.
A partir de las narrativas de Anastasia se identificaron cuatro momentos asociados al proceso de cambio. El primer momento dice relación con la dificultad ante la develación, destacando la afectación emocional, lo que concuerda con lo señalado en la literatura (García Peña & Peña Londoño, 2018; Jessiman et al., 2016; Van Toledo & Seymour, 2013, 2016). Es necesario destacar que este momento se ve mediado principalmente por las dificultades familiares, que en un inicio instan a abandonar el proceso reparatorio de sus hijos/as y obstaculizan la intervención.
El segundo momento está asociado a las resistencias a la intervención, lo que solo es mencionado en algunos estudios realizados con adultos responsables de NNA víctimas de agresiones sexuales ( Espeleta Godoy, 2017 ; Sinclair & Martínez, 2006). Aquello puede estar relacionado con que existen pocas investigaciones que se focalicen en el proceso de las figuras parentales. No obstante, parece oportuno recalcar que Anastasia refiere temor a ser juzgada por los profesionales del centro y la ambivalencia que le generaba la figura del agresor, por lo que cobra relevancia la continuidad de los procesos y el vínculo terapéutico, evitando la rotación de los profesionales que acompañan un caso, dado que para la participante aquello fue un factor que dificultó su proceso.
El tercer momento que fue identificado es la valoración de la intervención, observándose un paulatino acercamiento a esta. Aquí el rol de las profesionales del caso fue fundamental, permitiéndole a Anastasia considerar al centro como una red de apoyo y contención. A este respecto, en la literatura revisada se menciona que el apoyo de los centros es un aspecto importante para los adultos responsables (Dussert et al., 2017; Espeleta Godoy, 2017 ). Conviene subrayar que el apoyo del centro y el vínculo con la trabajadora social fueron factores cruciales para el cambio en Anastasia, permitiendo mayor apertura para la intervención.
Finalmente, se observan diversos cambios en la participante que dan cuenta de un mayor bienestar y de la integración de la experiencia traumática al continuo vital, siendo el último momento posible de identificar a partir del análisis realizado. Aquello da cuenta de logros relevantes, similares a los descritos en superación en padres como víctimas indirectas (Dussert et. al., 2017) y en NNA víctimas directas (Capella et al, 2016; Gómez Mora, 2016 ). Dichos cambios fueron favorecidos por la agencia personal de Anastasia, quien se moviliza para profundizar en su proceso y también en desarrollar las mejores formas de acompañar a sus hijos/as.
El contenido de los cambios identificados en la participante engloba cambios emocionales, cambios asociados al rol materno, mayor comprensión del fenómeno de las agresiones sexuales y la elaboración de su propia historia de victimización, lo que es similar a los cambios reportados en la literatura ( Dussert Chervellino, 2014 ).
Estas etapas del proceso de cambio fueron construidas a partir del análisis realizado a las entrevistas que fueron llevadas a cabo con la participante a los 10 y 14 meses de la intervención, al egreso y, luego de 14 meses del término de esta. Si bien no se observan nuevos cambios luego de la terapia, es posible referir que aquellos que se produjeron durante su asistencia al centro, se consolidaron a través del tiempo, integrándose a su continuo vital; dando cuenta del impacto positivo que generó la intervención en Anastasia.
En conclusión, es de suma relevancia reflexionar acerca del proceso de los adultos responsables, entendiendo que este implica diferentes etapas y que es dinámico, incluyendo avances y retrocesos; tal y como se observa en los resultados del presente estudio. En ese sentido, hay un aporte respecto de los estudios previos, al detallarse las diferentes etapas por las que atraviesa el proceso de los adultos responsables.
Asimismo, el proceso es vivenciado como una experiencia que ocurre de forma paralela e interrelacionada con el de sus hijos/as, lo que es relevado en otras investigaciones en el área (Dussert et al., 2017; Espeleta Godoy, 2017 ). Así, se propone la importancia de considerar un abordaje sistémico en la intervención con NNA víctimas de agresiones sexuales para que no solo se convoque a los adultos responsables en su calidad de acompañantes del proceso de los NNA, sino que las figuras parentales sean un eje fundamental para el dispositivo de intervención y sean considerados como víctimas indirectas, atendiendo a sus necesidades, preguntas y dificultades, así como para apoyarlos en sus procesos de cambio, entendiendo el rol fundamental que cumplen en el proceso de superación de la ASI de sus hijos/as.
En concreto, se plantea que sin una mirada del sistema familiar en su conjunto se podría dificultar el proceso de resignificación de la experiencia de los NNA y los adultos responsables, por la complejidad del fenómeno. Esto se observa en la participante del presente estudio, quien inicialmente no cooperó con la intervención, dudando incluso de su utilidad; no obstante, una vez que la participante logra observar la importancia de la intervención, sus necesidades e historia, se vuelve un agente importante en su propio cambio y en el de sus hijos/as, ocurriendo una interrelación constante en sus procesos.
La presente investigación se constituye como un aporte al escaso conocimiento existente respecto del proceso de cambio de los adultos que acompañan a psicoterapia a sus hijos/as por ASI. Asimismo, este estudio aporta en visibilizar las distintas etapas que pudiesen experimentar los adultos responsables en el contexto de acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia, ejemplificando la alta afectación emocional y las dificultades del proceso que propiciarían resistencias iniciales a la intervención. Así, se evidencia la urgencia del trabajo con esta población, que considere y sea sensible al miedo que pueden sentir las figuras de cuidado en relación con sentirse juzgados y cuestionados, especialmente en un momento inicial de la intervención, como también, su vivencia asociada al paso por el sistema judicial, permitiendo una mayor adherencia de éstos a la intervención de sus hijos/as.
De igual modo, la presente investigación da luces sobre las necesidades de los adultos responsables a la hora de acompañar a sus hijos/as a psicoterapia, destacando la importancia de la adquisición de aprendizajes y herramientas para ejercer el rol parental, así como la relevancia de obtener conocimientos acerca del fenómeno de las agresiones sexuales y de sus consecuencias; y a su vez, releva la necesidad de recibir apoyo y contención frente a las dificultades del proceso, destacando la importancia de intervenciones que favorezcan la superación e integración de la experiencia en esta población.
Como este estudio de caso se construye con base en proyectos mayores, se desconocen aspectos que pudieran complementar el análisis realizado, tales como elementos de la experiencia previa de la participante, así como el formato del dispositivo en el que ella participó y el número de sesiones a las que asistió, puesto que su participación se basa en el acompañamiento a sus hijos/as a psicoterapia. Por otro lado, el enfoque de análisis fue narrativo, concentrándose en la visión de la participante, por lo que pudiera dejar fuera otras perspectivas que complementen el análisis.
No obstante, este estudio sienta las bases para la realización de otros tipos de análisis que pudieran profundizar en dicha experiencia, al igual que otras investigaciones e intervenciones con diferentes grupos de padres, que permitan el seguimiento y profundización del impacto de la realización de intervenciones con esta población. Asimismo, insta a futuras investigaciones que consideren tanto a los NNA como a su núcleo familiar, es decir, que también integren la perspectiva de los hermanos u otras figuras significativas y/o de la familia en su conjunto. De igual modo, invita a que se profundice en intervenciones que favorezcan el cambio en figuras parentales, siendo necesario ahondar en las características particulares de estas.
Como esta investigación es un estudio de caso, aporta con la riqueza y profundidad de este tipo de análisis, pero esto implica que los resultados están circunscritos a aspectos idiosincráticos de la participante y pudieran no ser representativos de las experiencias de otros padres. De igual modo, se deben tener en cuenta las características de la participante, en tanto ella fue víctima directa de vulneraciones en la esfera de la sexualidad y, la agresión de sus hijos/as ocurrió a nivel intrafamiliar, por lo que no es posible dar cuenta de las vivencias de figuras parentales que han vivido otro tipo de experiencias. De todas maneras, es importante considerar que es frecuente que las madres también hayan sufrido vulneraciones, lo cual es relevante de incorporar en las intervenciones (Lima & Alberto, 2015; Sufredini et al., 2016), así como la alta prevalencia de victimizaciones intrafamiliares (Unicef, 2012). En futuros estudios se pudiera profundizar en las vivencias de victimización directa de las madres y cómo estas impactan su proceso de acompañamiento de sus hijos/as.
Finalmente, a partir de esta investigación se espera contribuir en la construcción de intervenciones que integren una mirada más integral respecto del fenómeno de las agresiones sexuales, favoreciendo tanto el proceso de los NNA como de sus figuras parentales, al brindar mayores recursos que permitan su protección y bienestar.
Resumen:
Introducción
Método
Resultados
Momentos del cambio
Cambio como experiencia compartida
Factores favorecedores del cambio
Factores obstaculizadores del cambio
Discusión y conclusiones